Los Grandes Datos o Big Data como se conoce
en inglés, es el concepto de moda en el mundo de la tecnología de la
información (TI). La capacidad de procesar más información, más rápido y en
profundidad, les está permitiendo a empresas, gobiernos, investigadores y otros
comprender el mundo de una forma que antes sólo podían soñar.
Aunque todo eso es cierto, también lo es que
en nuestro apuro por aprovechar las posibilidades que nos brindan los grandes
datos, quizás pasamos por alto los desafíos que presentan, como la forma en que
las compañías interpretan la información, administran la política de los datos
y encuentran el personal necesario para darle sentido a una marea de
información nueva.
Hay
mucho en juego. Hay un mayor potencial para la invasión de la privacidad, una
mayor exposición financiera en mercados que se mueven con rapidez, mayor
dificultad para distinguir el ruido de la información importante y un mayor
riesgo de dedicar mucho dinero y tiempo a problemas mal definidos. A menos que
comprendamos y abordemos estos desafíos, corremos el riesgo de transformar todos
esos datos y su potencial de mejorar nuestras organizaciones en una
distracción, una ilusión o una batalla territorial paralizante.
Son
excelentes herramientas pero, ¿quién sabe usarlas?
Contratar
personal calificado para trabajar con herramientas de análisis de datos como
Hive, Pig, Cassandra, MongoDB o Hadoop es sólo la primera capa de la cebolla.
Pocas empresas tienen expertos que puedan siquiera justificar desde el punto de
vista comercial el costo de contratar expertos en grandes datos, muchos menos
evaluar la calidad de los postulantes. Además, muchos gerentes no son lo
suficientemente diestros con los números y puede ser difícil que los
formuladores de decisiones entiendan mecanismos estadísticos sofisticados.
Otra
capa de la cebolla es que para que estas técnicas sean útiles, los
programadores y analistas deben entender los fundamentos de la industria en que
trabajan. Si los analistas no conocen el negocio y las preguntas que tienen que
hacer, la empresa corre el riesgo de encontrarse con muchos costosos callejones
sin salida. Una capa final es la seguridad de la TI. No todas las empresas
tienen la capacidad de mantener seguros los datos.
Mucha
información es mucho poder
Suele
pensarse que el control sobre la información brinda poder dentro de una
organización. Claramente, quien toma las decisiones sobre lo que se analiza en
la era de los grandes datos acumulará más poder. Además, compartir información
a través de fronteras organizacionales, que es parte de la naturaleza de los
grandes datos, puede alterar las relaciones de poder tradicionales.
Considere
una empresa con una planta en Canadá y otra en Estados Unidos. Datos
provenientes de sensores muestran que la producción de la planta canadiense
tiene un confiabilidad de 97%, mientras la de la planta estadounidense logra
sólo 80%. Entonces, los gerentes de la planta canadiense podrían tener más
prestigio en la organización, para consternación de los de EE.UU. La empresa
podría ser más rentable, pero los ejecutivos deben estar preparados para manejar
la política interna. Este tipo de situaciones se verá exacerbada por el hecho
de que los procesos que tradicionalmente se planean y ejecutan durante meses
podrían ser evaluados en cuestión de minutos. Quienes mandaban en la forma
tradicional de trabajar, podrían quedarse rezagados en el mundo nuevo de los
grandes datos.
¿Qué
hacemos con todos estos números?
Las
bases de datos estándar existen desde hace unos 35 años, así que una
experiencia sustancial hace que estas herramientas sean relativamente fáciles
de comprender y utilizar. Los grades datos, en cambio, recién se inventan, así
que las técnicas para organizar y entender su significado subyacente aún están
en su infancia.
Tampoco
es fácil darle un sentido a la información a esta escala. Bruce Schneier, un
gurú de la seguridad informática, resume el conocimiento de aritmética de
muchas personas de la siguiente manera: "uno, dos, muchos". Las hojas
de cálculo, que siguen siendo la principal herramienta de análisis cuantitativo
en muchas empresas, no pueden ni remotamente transmitir datos tan específicos
como la cantidad de autos en la calle en un momento determinado en una ciudad
en particular o el gasto fiscal en proyectos de transporte en una semana.
El
reto de pensar en grande
¿Qué
significa pensar a una escala tan grande? ¿Cómo pueden más empresarios aprender
a pensar de forma más probabilística que anecdótica? De cierta forma, requiere
una nueva cosmovisión.
Además,
los principios de la buena gestión se extienden al dominio de los grandes
datos.
Antes
de que las compañías puedan obtener ganancias con los grandes datos, los
gerentes no deben dejar que la avalancha de cifras oscurezca las fuerzas
básicas representadas por los clientes, el valor y la ejecución. Siempre es
crucial insistir en los fundamentos de un buen análisis. Y recordar: las cifras
pueden decirle cosas que ni siquiera sabía cómo preguntar. Pero nunca hablan
por sí mismas.
Escribió JOHN JORDAN
Profesor de la Facultad de Negocios Smeal de la Universidad Estatal Penn.
Publicado
en:
http://online.wsj.com/article/SB10001424052702303618904579169940150748838.html?mod=WSJS_inicio_LeftWhatsNews
