Cuando Bluetooth comenzó a
ser popular lo hizo de la mano de los entusiastas que comenzaron a intercambiar
canciones o fotos de un teléfono a otro.
Llegó para reemplazar la tecnología de Infrarrojos que se utilizaba en los teléfonos celulares de antaño pero que no se encontraba en todos los modelos.
Llegó para reemplazar la tecnología de Infrarrojos que se utilizaba en los teléfonos celulares de antaño pero que no se encontraba en todos los modelos.
Bluetooth consiguió lo que
otras tecnologías no habían logrado: unir a diferentes empresas y competidores
bajo una misma causa. Más fácil era tener una tecnología común que pelear
eternamente por patentes. A la fecha miles de empresas se agrupan en una asociación
encargada de seguir desarrollando el protocolo, Nadie es su dueño.
De hecho su nombre viene de
la cultura escandinava (Blåtand Blåtann) frase asociada a un rey danés que unió
a tribus en un solo reino. La adopción del nombre no es de extrañar si
consideramos que los inventores de la tecnología (creada en 1994) venían de
Suecia.
Las aplicaciones de este
estándar tecnológico de intercambio de datos pronto comenzaron a expandirse.
Controles remotos, auriculares, altavoces, teclados y cualquier otro tipo de
dispositivo que pudiera usar el protocolo universal para "hablar" con
otro aparato.
La lógica del Bluetooth no es
tan diferente a la de otros protocolos de internet. Los datos que se transmiten
entre uno y otro dispositivo se dividen en paquetes (así también funciona
internet) y estos se transmiten en uno de las decenas de canales que existen,
cada uno con su propio ancho de banda. Cuando todos los paquetes se han
enviado, la transmisión termina.
Por lo general se dice que la
máxima distancia que la tecnología puede cubrir entre dos aparatos es de hasta
100 metros, pero en la práctica suele ser no más de 30 metros. De hecho las
primeras versiones del protocolo (vamos en la número 4) sólo alcanzaban una
distancia máxima de 5 metros.
Con todas sus ventajas y
adornos, sin embargo, en los últimos años comenzaron a crecer las voces que
aseguraban que Bluetooth estaba en su lecho de muerte. Nuevas tecnologías como
WiFi Direct o NFC se veían como potenciales competidores.
Sus críticos también
aseguraban que Bluetooth era lento, consumía demasiada batería y era una
tecnología en la que no se podía confiar. Pueden leer -en inglés- algunas de
estas opiniones clic aquí y también clic por aquí.
Pero en los últimos años los
guardianes del Bluetooth -el Grupo de Interés Especial en Bluetooth o SIG por
sus siglas en inglés- ha estado trabajando para asegurarse que la tecnología no
sólo sobreviva sino regrese al centro del escenario con toda la fuerza posible.
Su nueva versión 4.1 logra,
por ejemplo, reducir la cantidad de batería que el protocolo requiere lo que es
una gran ventaja para los dueños de teléfonos inteligentes y tabletas. También
tiene otras ventajas como el hecho de que aumenta el tiempo de desconexión
entre aparatos de tal modo que si un dispositivo se aleja de otro durante
cierto tiempo, se reconectará en forma automática al regresar al rango de
distancia.
Pero quizá una de las nuevas
características más interesantes es el hecho de que ahora los dispositivos
Bluetooth podrán ser periféricos o centros de conexión.
Lo anterior significa que un
reloj inteligente, por ejemplo, puede solamente recibir información de un
teléfono (actuando como periférico) o puede también comunicarse con otros
dispositivos recibiendo información de una tableta y transmitiéndola después a
una computadora (como centro de conexión). Esta característica le permitirá al
Bluetooth -si todo funciona bien- convertirse en una red ambulante para
dispositivos móviles,
Por supuesto otros usos como
el llamado Tethering -que permite compartir la conexión de internet de un
dispositivo a otro- también ayudan a que retome un papel protagónico.
No todo el camino, como suele
ocurrir, está lleno de oro. Algunas preocupaciones persisten respecto al uso de
esta tecnología. La más importante es la que tiene que ver con seguridad. Han
existido casos en los que virus o hackers han aprovechado el hecho de que el
protocolo genera una conexión automática entre dos usuarios.
Otras tienen que ver con la
salud. Hay quienes insisten en que al utilizar microondas, esta tecnología
podría representar problemas para la salud, pero al momento de escribir estas
líneas no hay consenso en la comunidad científica ni un estudio que pueda decir
con toda seguridad que éste es el caso.
Mientras tanto Bluetooth
sigue expandiéndose y reinventándose. No está muerto, está resucitando.
Por: David Cuen
Para: BBC Mundo, @davidcuen