Hace cinco años solo se oía una palabra en el mundo de la tecnología: móvil. Si tu empresa no tenía una aplicación para smartphones o tu página web no estaba perfectamente optimizada para dispositivos móviles, no eras nadie.
Y si te dedicabas al hardware o al software, tenías que tener tu propio sistema operativo o tu propia marca de telefonía para poder competir. Por eso, cuando en 2013 Microsoft compró Nokia, todo el mundo aplaudió. Cinco años después todo el mundo considera que esta operación fue una de las peores de la historia de la tecnología.
En 2013, Microsoft pagó 7.200 millones de dólares para hacerse con el negocio de telefonía móvil de Nokia, que incluía todos sus gadgets y también su extenso catálogo de patentes. En sus días de gloria, la compañía finesa consiguió dominar el 41% de todo el mercado. Por otro lado, Nokia siguió funcionando como empresa de telecomunicaciones, pero que no fabricaba móviles.
Pero solo dos años después de la compra, Microsoft destruyó por completo la empresa. Lo hizo su nuevo CEO, Satya Nadella, que despidió 7.800 empleados de Nokia de una tacada (en total despidió a 22.000 personas) y anunció el cierre de las fábricas de la compañía europea. ¿El motivo? Microsoft no estaba interesada en fabricar móviles, sino en prestar servicios.
La destrucción de Nokia representó un shock en Europa. En menos de 15 años una de las compañías más avanzadas del Viejo Continente había quedado reducida a cenizas, primero por la competencia con Android y con iOS (Nokia se negó en un primer momento a que sus terminales contaran con sistema operativo de terceros, una decisión de terribles consecuencias) y segundo, por el desinterés de Microsoft en reflotarla.
Antes de cerrar Nokia, Microsoft se quedó con lo mejor: la gama de teléfonos Lumia, que pasaron a ser los Microsoft Lumia. Pero ni aún así tuvo éxito la compañía fundada por Bill Gates. Simplemente, no sacaron nunca un móvil en condiciones.
Pero, ¿cómo es posible que Nokia no exista si siguen sacando móviles? La explicación a este contrasentido es que los móviles Nokia que han salido a la venta este mismo año (como el Nokia 8 Sirocco) ni se fabrican ni se diseñan en Finlandia, sino que son obra de HMD. Esta empresa china simplemente ha comprado los derechos de imagen de Nokia y comercializa bajo su nombre los aparatos, que por cierto ahora sí que cuentan con el sistema operativo de Google para móviles.
Respecto a Microsoft, la única ambición que tiene la compañía de Satella respecto a los móviles es la de crear una serie de aplicaciones que son compatibles con iOS y con Android, además de continuar creando aparatos como de la gama Surface, que mezclan las tabletas con los ordenadores portátiles.