Seúl, 23 abr (EFE).- Las acciones de Samsung Electronics se mantuvieron prácticamente planas en el primer tramo de la sesión en la Bolsa de Seúl después de que la empresa anunciara el lunes que retrasa el lanzamiento de su teléfono inteligente de pantalla plegable Galaxy Fold.
A las 12.30 hora local (3.30 GMT), ecuador de la negociación en Seúl, los títulos de Samsung se cotizaban en 45.250 wones (35,2 euros/39,7 dólares), apenas un 0,22 % menos con respecto al cierre de la víspera, y durante las primeras tres horas de sesión llegaron a subir un 0,33 %.
La compañía ha dejado en el aire el lanzamiento del Galaxy Fold, que debía ser el primer smartphone con pantalla plegable del mercado y tenía prevista su salida el viernes en EE.UU., hasta que determine la causa de los fallos detectados en el panel táctil principal de los aparatos que se proporcionaron de prueba a varios periodistas.
Un portavoz de la empresa en Seúl indicó a Efe que de momento Samsung no tiene más que añadir al comunicado publicado horas antes, en el que el gigante tecnológico asegura que tiene previsto "anunciar la fecha de lanzamiento en las próximas semanas" tras "realizar más pruebas internas".
Las acciones de la compañía con sede en Suwon (al sur de Seúl) arrancaron un 0,6 % a la baja y en seguida se recuperaron para continuar fluctuando muy ligeramente entre terreno positivo y negativo durante la primera fase de las operaciones.
Aunque sus títulos han caído en torno a un 4 % acumulado desde el pasado miércoles, cuando se conocieron por primera vez los fallos de la pantalla, los inversores han restado mucho peso a los aparentes problemas técnicos que ha registrado el aparato.
Y lo han hecho pese a que este episodio evoca el caso del Galaxy Note 7 de Samsung, que debido a fallos en la batería le obligó en 2016 a hacer una rellamada masiva y le supuso una pérdida operativa de más de 4.800 millones de euros.
Esto se debería, por una parte, a que Samsung ha consolidado en los últimos años su posición como mayor fabricante de chips del mundo, la rama de negocio que realmente es vital para su situación financiera, cada vez más desligada de la fabricación de móviles.
Y a diferencia del Galaxy Note 7, el dispositivo no ha sido aún lanzado, por lo que los costes del retraso serán mínimos en comparación con el problema de 2016.
Se trata además de un producto de altísima gama (su precio en EE.UU. será de 1.980 dólares y 2.000 euros en Europa), por lo que su peso en la facturación de la compañía debería resultar marginal a corto plazo.
Samsung pensaba sacar al mercado el teléfono el próximo 3 de mayo en Europa, incluida España, lanzamiento que de momento queda en el aire.